martes, 19 de diciembre de 2017

La Segarra, tierra de secano y de castillos

En el interior de Cataluña  encontramos una extensa comarca de tierra árida, con llanuras y colinas, cargada de historia y de leyendas,  La Segarra.  Aunque la comarca tiene unos límites oficiales, hay una Segarra más extensa que comprende también el Alt Anoia y el Alt Gaia, subcomarcas de la Anoia y de la Conca de Barberá, pero que por historia o por orografía  podrían pertenecer a la Segarra. 

El paisaje es un poco agreste, con campos de cereales en lo llano y en los bancales que se forman ladeando las pequeñas estribaciones montañosas, almendros que solamente quedan en lugares donde no molestan, también olivos en algunas zonas, y pequeños bosques de pinos, encinas o robles. En su día abundaba la viña, pero hoy en día no quedan más que muestras aisladas. 
Preferentemente en las lomas, se fueron formando núcleos de población, con fortificaciones en las cimas, aunque también en el llano se construyeron torres y castillos, ambos tenían en común una gran visión del territorio, muchas veces el paisaje se pierde en las grandes montañas del Pirineo. 

La historia la podemos empezar con los poblados ibéricos que luego fueron convertidos en municipios romanos. El más destacado de ellos es la actual Guissona, antigua Iesso.  
Para reivindicar su historia celebra cada mes de julio la Bacanal romana, con un mercado romano y otras actividades inspiradas en aquella época.
Gran parte del atractivo turístico tiene un origen medieval,a partir del siglo IX se extiende la arquitectura militar. Fue frontera durante siglos y ello propició las construcciones de defensa, torres, castillos e Iglesias que formaban conjuntos medievales con calles porchadas y murallas integradas en los habitáculos. 
Una pequeña joya es Montfalcó Murallat, una aldea con muralla de una sola entrada, en el municipio de Olujes.
Otro conjunto medieval  muy interesante es el pueblo de Sanaüja con una elegante plaza de porchos. 


 Y edificios más aislados son la Torre de Valfermosa, de una altura excepcional  y la Torre de Mejanell, una masia señorial , hoy convertida en alojamiento rural en el municipio de Estarás.
Mención aparte merecen los castillos, algunos ya desaparecidos.  A partir del siglo XVI varios castillos se transforman en Palacios señoriales  y ello ayudo mucho en su conservación, son los casos de Aranyó, Castellemeia, Montcortés o Concabella.  Algunos  tienen una gran presencia exterior, como los de Les Sitjes o el de Pallargues. Otros  ponen la elegancia en su interior como los de Vicfred o de Florejacs.



Otro lugar destacado de la comarca es el Monasterio barroco de Sant Ramon Nonat. La leyenda  del Santo es larga, desde su nacimiento en el pequeño pueblo de Portell y hasta su muerte en Cardona. Las disputas  por su cuerpo hicieron que una mula ciega lo llevara hasta pocos quilómetros de su lugar de nacimiento. Junto a la ermita de San Nicolás, pereció la mula y a partir de este hecho se construyó el Monasterio mercedario con el cuerpo del santo, que desaparició durante la Guerra Civil del 36. 

Pero lo más conocido de la Segarra es su capital, Cervera. 
Destaca su calle Mayor, con varios edificios nobles, que finaliza en la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María, un mágnífico templo gótico,. O el “Carreró de les bruixes”, un oscuro callejón que discurre paralelo entre la muralla y la citada calle Mayor, con una leyenda medieval que queda plasmada cada año en una fiesta que se celebra a finales de agosto y atrae a muchos foráneos, el Aquelarre. Otro edificio muy característico de la Ciudad es la Universidad, con elementos barrocos. Durante 135 años fue la única universidad de Cataluña y llego a tener más de dos mil estudiantes. Fue una concesión de Felipe V por haberlo  ayudado en la Guerra de Sucesión.


Actualmente la comarca se halla bien comunicada, por ella discurren las autovias que unen Barcelona con Lleida y Girona con Lleida. Aunque los pequeños nucleos han quedado bastante despoblados, la ganaderia y la agricultura siguen siendo los medios de vida más frecuentes, pues los intentos de instalar grandes industrias han fracasado en diferentes ocasiones. Unicamente en Guissona  una gran industria ligada a los sectores productives de la comarca se ha consolidado desde hace años.  



jueves, 2 de noviembre de 2017

Trinidad, el pasado colonial de Cuba

Trinidad, el pasado colonial de Cuba



Trinidad es un lugar indispensable para conocer el pasado colonial y esclavista cubano. No obstante, pasa por ser el conjunto colonial mejor conservado de la Isla.
En su día, los propietarios agrícolas, enriquecidos con la caña de azúcar, levantaron grandes mansiones, palacios y casonas, ahora muchas de ellas se ha convertido en museos y galerías de arte. Bueno, ellos ponían el dinero, porque los esclavos africanos ponían el trabajo y los pequeños detalles, ya que cuando era una ciudad opulenta y con aires aristocráticos solo los negros realizaban trabajos manuales.  
La ciudad invita a pasear y comer rico marisco en alguno de los restaurantes con música en directo, aunque su empedrado resulta bastante incómodo para caminar. Fachadas de colores y los típicos coches de los años 50, le dan alegría a sus calles, que adquieren un color especial a la puesta del sol.
Varias iglesias y antiguos conventos realzan el aire señorial de un pasado próspero, la Iglesia de la Trinidad y la Plaza Mayor son símbolos de una época, y la torre del convento de San Francisco, lo es de toda la ciudad a destacar por su altura.
Y a pocos quílómetros, la playa de Ancón, una de las mejores de la Isla, ideal para relajar los pies, molestos por aquel empedrado.